Ahora nos vamos a poner muy bobos.
Yo quisiera ser una gallina.
No tendría mucho que hacer.
Pondría un huevo por la mañana y por la tarde estaría libre.
En el mundo ya no me atraerían la fama ni el dinero.
Y si me encontrase el premio gordo de la lotería, simplemente me lo comería.
Nunca más necesitaría ir a la oficina. Y sería tont@, pero feliz.
Yo quisiera ser una gallina.
No tendría mucho que hacer.
Pondría cada día solo un huevo y los domingos a veces dos.
El hombre no lo tiene fácil en el mundo: luchar es su objetivo.
Y si por fin ha conseguido algo, su mujer se lo quita.
Él vive como máximo cien años y, si el Estado es bueno, consigue,
(pero solo si es muy aplicado) una gran barba.
Yo quisiera ser una gallina.
No tendría mucho que hacer.
En el mundo ya no me atraerían la fama ni el dinero.
Nunca más necesitaría ir a la oficina.
Y tú serías tont@, pero feliz.
Yo quisiera ser una gallina.
No tendría mucho que hacer.
Pondría cada día solo un huevo y los domingos a veces dos.
Me gustaría ser un gallo.
Entonces no haría nada.
No pondría ningún huevo y estaría toda la semana libre.
En el mundo ya no me atraerían la fama ni el dinero.
Me sentaría dentro del estiércol y cantaría para mí solo.
Nunca más iría a la oficina
porque lo que necesitase, lo conseguiría así.
Me gustaría ser un gallo.
Entonces no haría nada.
Iría con mis gallinas. Eso sería maravilloso.
© Pablo Mendoza Casp, 2020