cánticos encendidos Pablo Mendoza Casp © 2015, de los poemas, Pablo Mendoza Casp © 2015, de las ilustraciones, Kati Casp ISBN: 978-84-608-3829-6 Depósito legal: V3211-2015 Edita: Pablo Mendoza Casp, Valencia Este libro te lo dedico a ti. ¿A quién si no? familia --------- I Padre mío que estás en el cielo: gracias por la vida, por tus esfuerzos, por enseñarme lo que sabías, por entregarme lo que tenías. Querido papá que estás en el cielo: ¡cuánto me amaste! ¡Cómo te echo de menos! ¡Cuánto me diste! ¡Cuánto te debo! ¡Cuánto te quise! ¡Cómo te quiero! II Queridísima mamá: ¡qué bien que estés conmigo y que aún no te hayas ido con tu amado marido, mi querido papá, a quien tanto echas de menos! Él te quiere en el más allá, yo aquí también te quiero. Y cada vez me alegro si te puedo dar un beso otro día más. III Amado hermano, hermano y amigo: estoy contigo; sabe que te amo. Por favor quiérete, por favor cuídate, por favor sé feliz. ¡Me importas tanto! IV Hijo mío tan amado: eres el mayor regalo que la vida me dio. Por ti mi alma puede arder de amor sin quemarse en las llamas. Gracias por los juegos, por los cuentos, por todo cuanto te doy. Gracias por darme el encargo de buscar en mí al mejor padre para el mejor hijo que pude soñar. ¡Qué afortunado soy, hijo mío, de que estés aquí! amada mía --------------- V Soy invulnerable desde que comprendí que el amor que perdí vuelve a generarse en mi interior porque soy fuente inagotable de amor sincero, sereno, eterno. VI Cuando me buscas, no me encuentras. Libérate de mí y te encontraré. Cuando me necesitas, no me tienes. Respétame y estaré a tu lado. Cuando me deseas, no me obtienes. Compréndeme y te amaré. Cuando me retienes, me escapo. Suéltame y volveré a ti. Cuando me cortas las alas, nos caemos. Dame alas y alcanzaremos el cielo. VII ¡Qué fortuna: he nacido! ¡Qué alegría: sigo vivo! ¡Vaya suerte conocerte! ¡Vaya dicha: yo contigo! VIII Tú te entregas, yo te abrazo. Nada temas: yo te amo. IX Sencillez, pureza, confianza, entrega, sintonía, inocencia, armonía, candor, honestidad, ilusión, complicidad, humor, intimidad, pasión, bondad, amor: eso me das, eso te doy. X Te amo, te quiero, mi vida, mi cielo. XI Con ternura, vida mía, te acaricio; con dulzura, con sonrisas y cariño. XII Te amo; me quito la ropa. Te amo; me quito la piel y la carne y los huesos. Te amo; me quito la mente y el carácter y los recuerdos. Ahora sí que estoy desnudo y te amo con toda la luz del mundo. XIII Cabalgan los sueños. Relincha el caballo. Florece el almendro. Me dices «te amo». Se erizan los pelos. ¡Qué tierno el abrazo! ¡Qué ricos los besos! ¡Qué dulce el regazo! XIV Ondea el cabello. Los senos, turgentes. Me mira el deseo. Los labios, ardientes. Tus ojos me tientan. La sangre circula. La piel se despierta. Y el cuerpo se inunda. XV En nuestro lecho de amor me siento como una flor que sus pétalos te abre para que seas el aire en el que mi esencia baile. XVI Cuando yo no estoy, la racha ventosa que tu pelo alborota soy yo; el aroma que cuando tú pasas las flores exhalan soy yo; la música que con delicia tus oídos escuchan soy yo; el rayo de sol que con dulzura tu piel acaricia soy yo. XVII Como viento de montaña que viene lleno de polen, hace mecerse las ramas y fertiliza las flores del almendro perfumado, así también con tu paso llenas de frutos mi alma. XVIII Como rayo de sol te ilumina mi amor para que tu camino sea siempre seguro y lo encuentres florido y repleto de arrullos. Sentirás mi calor y siempre estaré yo como un apoyo firme pises por donde pises. Podrás contar conmigo con la seguridad de que si el sol se ha ido, mañana volverá. Y de noche recuerda que enciendo mis estrellas. fraternidad -------------- XIX Ved: aquí estoy yo. Este es mi cuerpo. Aquí es donde estoy. Este es mi vehículo. A través de él me manifiesto. Con él puedo percibir lo que hay y expresar lo que soy. Este cuerpo es el único que tengo. Funciona de maravilla. Doy gracias por este milagro de la evolución. Este cuerpo es mi templo sagrado. Mi cuerpo es un regalo, es estupendo, es perfecto. ¡Aquí dentro qué bien me siento! XX El padre sol regala su luz y su calor a todas las personas, las buenas y las malas, sin distinción. Por eso es su amor sin límites, divino y puro, como quiero amarte yo. XXI Te amo porque eres tú. Te amo porque eres yo. Te amo porque al ser diferente, me enriqueces. Te amo porque aun siendo diferente, eres como yo. Te amo, pero no temas: no voy a devorarte. Te amo, pero no sospeches: nada pido a cambio. Te amo, aunque no lo sepas aceptar. Te amo, no lo tomes como algo personal. Sí: también a ti te amo. XXII Cayó mi castillo, perdí mi plata, se fueron mis hijos, murió mi esposa amada. Ahora camino entre montañas, libre como los ríos. La luz del sol es mi vestido de brillante color; el cielo es mi techo; el amor es mi abrigo; la libertad, mi guardiana. El padre mar me abraza. Rodeado vivo de flores perfumadas. ¡Venid! Os invito a este reino nuevo que es el mío y es el vuestro. No hay nada que temer. La libertad no se puede otorgar ni perder. En esta morada todos cabemos, pues hay abundancia para el mundo entero. Es ancho el cielo, el agua es clara, es rica la tierra, la gente es buena. ¡Alcemos el pecho! ¡El edén nos espera! XXIII Camino por liberarme y también por liberarte de prejuicios y barreras, de límites y fronteras. Descubramos nuevos valles inimaginables antes, construyamos paraísos donde ser nosotros mismos y plantemos los edenes que nuestros hijos merecen. XXIV ¿De dónde viene esta emoción extraña que me posee misteriosamente y sin embargo es lo más auténtico de mi alma? Mi corazón es como una ascua que creía apagada, pero resulta ser un rescoldo vivo de amor que no me cabe en el pecho, que parece que vaya a explotar como una supernova de amor. No puedo darlo porque quema los dedos. No puedo explicarlo porque no hay palabras. No puedo comprenderlo porque mi cerebro es demasiado pequeño. ¡Ojalá pudiera regalártelo, contagiártelo! ¡Cuánto me gustaría entregarte esta llama de amor viva, compartir contigo esta pasión por vivir, esta alegría inmensa que no tiene límites! ¿No reconoces en mi luz tu esencia? ¡Toma de mi luz, enciende tu mecha! ¡Encendámonos, hermana, encendámonos, hermano, iluminemos todo el planeta! ¡Que luzca en la Tierra la paz verdadera! XXV Grande o chico, gordo o flaco, pobre o rico, negro o blanco, eres mi amigo, eres mi hermano. Con dulzura limpio tus heridas, hermano, porque son las mías. Con ternura beso tus cicatrices, hermano, pues por mí te las hiciste. Tu sangre es mi sangre, tu hambre es mi hambre, tu logro es mi logro, tu gozo es mi gozo, ¡hermano! XXVI Buenos días, hermanas, buenos días, hermanos, alzad las miradas, unamos las manos: ha llegado la hora, despunta la aurora. Se acabaron los tiempos del poder, del dinero. Ha llegado el momento de tener sentimientos. Soltemos amarras, levemos las anclas, viajemos a tierras lejanas y nuevas con fértiles prados de verde esperanza, con ríos muy claros, y nieves muy blancas, con días serenos y noches tranquilas que llenen el pecho de paz y alegría. Quememos las naves, batamos las alas: el cielo se abre, el pasado se acaba. ¡Cantemos! ¡En marcha! XXVII Llénate de regocijo, pues el día que esperabas, la soñada Edad Dorada, la mies de paz y equilibrio que hace tiempo otros sembraron, está por fin en sazón y los héroes han llegado que nos traen la salvación: son las personas normales, la gente buena y amable, somos también tú y yo. XXVIII Ich kenne ein Licht, das die Blinden blendet, und den Sehenden sendet die Botschaft der Liebe. Ich fühle ein Feuer, da blühen die Blumen, da schmelzen die Herzen dem Wunder der Liebe. Conec una claror que cega els cecs i tramet als vidents la nova de l'amor. Jo sent un ardor, que florixen les flors, que es fonen els cors al miracle de l'amor. XXIX Querida hermana, hombre o mujer, hermana alma: no emplearé ya más palabras, pero diré con la mirada que puedo ver tu luz sagrada y comprender que somos alma, un solo ser que solo ama. alegría --------- XXX Tras el incendio, me estremece el silencio en la montaña. ¡Las ramas, muertas, no respiran! La Madre Tierra me consuela con semillas que germinan. El tomillo verdea, el palmito se empina, la arboleda vuelve a crecer, el ciclo de la vida comienza otra vez. Praderas inmensas se bambolean con la melodía de la brisa. Las sierras lejanas se acurrucan en la bruma de la mañana. La dulce luz del invierno y el tierno azul del cielo me besan y me abrazan. ¡Bendita seas, Madre Tierra, Madre amada, Madre sagrada! XXXI ¡Mueran los miedos! Sueñan las almas, viven los sueños. Duermen las aguas, soplan los vientos, croan las ranas, bajan los ríos, suenan las ramas, vuelan los mirlos, sienten las rocas, cantan los mirtos, ríen las lomas, aman los lirios, besan las rosas. XXXII Tormentas que rugen lejanas, pañuelos que enjugan el llanto, fulgores que anuncian el alba, bebés que se duermen al brazo, jardines que crecen en calma, vecinos que tienden la mano, delfines que nadan y saltan, familias que alientan y ayudan, caricias que llegan al alma, amigos que aprecian y escuchan, cachorros que juegan traviesos, abrazos que duran y duran, arranques que cubren de besos, canciones que inspiran ternura, belleza que alumbra el silencio. XXXIII Me dijo la Gran Madre: «No te pases la vida buscándome. Encuéntrame ahora. Estoy aquí. Entro en ti cada vez que respiras. También estoy en todo lo que miras. Corro por tus venas, lato en tu pecho, bajo por los arroyos, retumbo en el trueno. Encuéntrame ahora. Estoy aquí. Te quiero. Te espero.» XXXIV Se gesta en mi interior el germen de un amor que crece con presteza y cuando da su fruto adorna con belleza y con color el mundo. XXXV El tiempo es un río que baja con fuerza, que rompe los diques, que pule las piedras, que arrastra lo firme que nada respeta. Acepta, alma mía, que nunca se puede nadar hacia arriba, que todo se pierde, y no te resistas. Elige, si puedes, el curso que sigas. ¡Cabalga el torrente! ¡Dirige tu vida! XXXVI En primavera las hojas verdean y el mundo es joven otra vez. La carcajada de un bebé rebosa inocencia y engendra pureza. La generosidad sincera renueva la ilusión y nos da esperanza para un mundo mejor. XXXVII La Gran Madre me dijo: «Déjame que llene tu vacío. Yo te he amado siempre. Yo estuve a tu lado siempre. Yo te di la luz y te di los ojos, te regalé el mundo para tu gozo. Te di un cuerpo para que formaras parte de mí y estuvieras en contacto conmigo siempre. No desprecies tu cuerpo, no lo juzgues por las absurdas normas de otras personas. Tu cuerpo es maravilloso, tu cuerpo es perfecto. Bendícelo, hónralo, cuídalo, ámalo, mímalo. Ven a visitarme a la fuente sagrada con tu cuerpo desnudo, como yo te traje al mundo, úngete con sus aguas puras, vístete de su limpieza, cárgate con su energía de vida. Deja que las hojas de mis árboles te acaricien con ternura. Deja que los rayos de mi sol te cubran de calidez. Deja que los trinos de mis pájaros te hablen del cielo. Deja que mis luciérnagas te extasíen y que mis ardillas te encandilen. Abre tu corazón a la belleza que despliego para ti: deja que te inunde, que te llene, que te expanda, hasta que tus dedos toquen los extremos del universo y tú y yo nos fundamos en un abrazo cósmico sin principio ni fin.» XXXVIII Me zambullo en el agua. ¡Qué rica está! Es todo un lujo sumergirme en el mineral líquido que me abraza y sostiene en su seno y anula para mí la gravedad. Emerge mi cabeza e inspiro profundamente. ¡El aire qué rico está! ¡Qué gusto me da llenarme los pulmones del éter que da vida a cada una de mis células! XXXIX La Madre Naturaleza me dijo esto: «Es mi deseo serte suave como lomas de ladera, serte dulce como el fruto de la higuera, calentarte como el fuego de la hoguera, abrazarte como el mar a la ballena, acariciarte como la brisa a la hierba, embellecerte como la ostra a la perla, sostenerte como al árbol la tierra, impulsarte como el viento a las velas, alentarte como el aire a las fieras, iluminarte como al cielo las estrellas.» XL Gracias, dice el prado a la lluvia, porque mi sed sacias y alimentas mi verdor. Gracias, dice el árbol al sol, porque tu luz me inunda y da color a mi verde. Gracias, dice el bosque al jilguero, porque con tu canto alegre llenas de música mis silencios. Gracias, dice la rosa al jardinero, por cuidarme con tanto primor: así florezco con más esplendor. Gracias, dice el jardinero a la rosa, por regalarme tu aroma y tu adorable color. Gracias, dice el bañista al río, por tus puras aguas, líquidas esmeraldas que me abrazan con cariño. Gracias, dice la nariz al aire, por los perfumes que me traes. Gracias, dice el pie a la tierra, porque amorosa me sustentas. Gracias, dicen todas las criaturas al Universo entero, porque nos das cuerpo para que seamos hermosura. XLI ¡Qué delicia es la soledad! Tranquilo y en paz con uno mismo ¡qué bien se está! ¡Qué delicia es la compañía! Dar y recibir amor es fuente de alegría. ¡Bailemos juntos al son que nos traiga la vida! XLII Visité la montaña santa, me lavé con la fuente sagrada, penetré en la arboleda sacra, guardé silencio, vacié mis adentros para poder oir a la Gran Madre, que me dijo así: «La vida es un misterio, descúbrelo. La vida es un juego, disfrútalo. La vida es una aventura, apasiónate. La vida es una fiesta, celébrala. La vida es un milagro, maravíllate. La vida es un regalo, agradécelo. Cuando termine el juego, vuelve a mi seno y viviremos en abrazo perpetuo.» XLIII Vivo inmerso en la luz desde que me levanto hasta que me acuesto: gracias a ella veo y nunca tropiezo. Vivo inmerso en el aire: en todo momento lo respiro, me mantiene vivo. Vivo inmerso en la Gran Madre: de ella vengo, en ella me muevo, de ella me alimento, ella es la esencia que yo manifiesto. Vivo inmerso en mi lengua, en mi cultura, en la especie humana de la que soy miembro. Vivo inmerso en una atmósfera de amor que por completo me envuelve, me protege, me arrulla y me mantiene en el cielo perpetuo: mi amado hijo, familia, amigos, la Madre Tierra, mi alma tierna. Vivo inmerso en cósmica armonía, en éxtasis excelso, en permanente alegría, en gozos serenos, en el milagro de la vida. XLIV Tengo el corazón florido como el prado en primavera. Se debe mi colorido a los ritmos de la tierra. XLV Saludos cordiales, hermoso rosal que hace poco brotaste. Despliegas tu encanto con tierna beldad. Tu perfume exhalas y envías al aire. Te observo arrobado, mas no temas nada, no voy a arrancarte, no pienso llevarte a mi casa: te ajarías allá. Tu hermosura no quiero coger y cortar, sino ver y admirar. Me arrodillo ante ti, mas te dejo vivir. Aprecio tu belleza; gracias por tu dulce entrega. ¡Florece! ¡Bendito seas! XLVI Doy gracias por el cielo, por su azul intenso y por las nubes blancas que lo engalanan. Doy gracias por la luz que el mundo inunda y por mis ojos, que lo disfrutan. Doy gracias por mi corazón que me permite sentir la intensa emoción de lo hermoso que es vivir. XLVII Cada mañana los pájaros cantan, el sol se levanta, se visten de azul las montañas, despierto tranquilo en mi cama, me espera una alegre jornada, mi cuerpo funciona y me agrada, familia y amigos me aman. Le doy a la vida las gracias por tanto esplendor que regala. XLVIII Amándome estoy de buena mañana, en el mediodía y de madrugada. Florece mi amor como una eclosión de paz y alegría que impulsa y amansa. Como supernova que en el cielo explota, se me enciende el alma: fuegos de artificio de felicidad, un inmenso mar que baila conmigo. XLIX Yo tengo un secreto que nadie imagina. Me inunda por dentro, me llena de vida. Lo llevo en mi seno, se llama alegría. L Es un gozo sin objeto, una dicha porque sí, porque vuelo con el viento: la alegría de vivir. LI Espero con ilusión lo que el mañana traerá: en la vida lo mejor aún está por llegar. paz ----- LII Tener la sensación de vivir en la luz aunque no brille el sol: eso es la plenitud. LIII Doy gracias a la luz que enciende el mundo y lo hace perceptible. Doy gracias a mis ojos que lo perciben y a mi espíritu que en él se regocija y mi vida ilumina. LIV Sentado estoy bajo los rayos del padre sol. Respiro. Callo. Felicidad completa, felicidad auténtica. Gracias, padre sol, por tu luz y tu calor. LV Envejecer es una bendición de profundidad porque me permite ver que la belleza corporal se marchita y carece de valor por sí misma. Envejecer es una bendición de humildad porque me obliga a renunciar a todo aquello que mi cuerpo ya no puede alcanzar. Envejecer es una bendición de sabiduría porque me lleva a comprender que esta vida es ilusión y lo que cuenta es el amor. LVI La felicidad no es tener más experiencias, sino menos prejuicios. La felicidad no es tener más dinero, sino menos apegos. La felicidad no es tener más control, sino menos expectativas. LVII — ¡Qué maravilla de atardecer! Y ¿este espectáculo tan esplendoroso lo crea Dios solo para mí? — No. Lo creas tú, pues tú eres yo, y yo lo creo para mí, para mi propio alborozo a través de tus ojos. LVIII Sé que soy luz divina. La oscurecen mi ego y el creer que soy cuerpo. Lo que quiero en la vida es volver transparente todo aquello que impida que la luz brille siempre. LIX Algunos se pasan la vida buscando. Y otros disfrutan la vida encontrando. LX Esto es lo que la Gran Madre dijo a mi espíritu científico: «Has medido exactamente la superficie de mis mares, has estudiado con detalle mis olas incesantes, con sus crestas y sus valles. ¿Y crees que ya me conoces en profundidad? ¿Por qué no te pones unas gafas de bucear y te sumerges en mí? Aquí abajo tengo para ti peces y ballenas que por paisajes vuelan decorados con melenas de poseidonias verdes y con estrellas vivientes; en mi fondo, las arenas albergan escondidos galeones hundidos cuyos cofres llenos de oro son mi menor tesoro; tengo corales de colores y animales que son flores; está repleta de vida cada gota de mis aguas. ¡Son tantas las maravillas que en mi seno te esperaban y que desde allá arriba tú ni te imaginabas!» LXI ¡Qué bonito es el huevo! Pero quien solo ve la cáscara, se pierde lo bueno, que es el alimento que lleva dentro. ¡Qué bonito es el cuerpo de los seres humanos! Pero quien solo ve eso, se pierde lo bueno, que es la persona que lleva dentro. ¡Qué bonito es el universo! Pero quien solo ve lo externo, se pierde lo bueno, que es la consciencia, la esencia de amor suprema que todo lo alienta. LXII Mother Earth spoke to me and said: «Love yourself. Love yourself first. Love yourself as much as you can. So you will learn what love is and how to love. Then love others as much as yourself, for there is no difference. And then the whole Universe will give you in return even more blessings than you can count and you will enjoy delight, bliss, fulfillment and peace, for ever and ever.» La Madre Tierra me habló y dijo: «Ámate. Ámate a ti primero. Ámate tanto como puedas. Así aprenderás lo que es el amor y cómo amar. Luego ama a otras personas tanto como a ti, pues no hay diferencia. Y entonces, el Universo entero te dará a cambio aún más bendiciones de las que puedas contar y disfrutarás de gozos, dicha, plenitud y paz, por siempre jamás.» LXIII I listened to Mother Earth and She told me this: «There is nothing for us to do, but to live and love. We are not meant to accomplish anything else on this world. Let yourself be guided by love at every step you take, and all will be well, always.» Escuché a la Madre Tierra y me dijo esto: «No tenemos que hacer nada más que vivir y amar. No hay ninguna otra meta que debamos alcanzar en este mundo. Déjate guiar por el amor a cada paso que des, y todo estará bien, siempre.» LXIV Wir leben gierig in einer Scheinwelt. Doch nichts ist wichtig, denn nichts ist wirklich. Vivim desitjant en un món virtual. Però res és important, perquè res és real. LXV Nada es como lo vemos. Todo está bien. Nada tengo que hacer. Solo tengo que ser. Y dicho esto, claro que haré lo que sea menester. Pero solo como medio de expresión de lo que soy. LXVI Es inútil odiar o amar lo que veo al otro lado del espejo. Es eficaz apartar o abrazar esto. Es inútil esperar ayuda o gozo del otro lado del espejo. Es eficaz aprovechar lo que tengo a mano. La solución siempre está dentro. Toda acción exterior es reflejo de lo que hay dentro. La fuerza está en mí. Yo soy la fuente de la que mana toda energía. La felicidad está en mí. Yo soy la fuente de la que mana toda alegría. LXVII Reina la paz. La hierba respira en calma. Los árboles se yerguen con dignidad serena. El aire se llena de aromas dulces, de grillos y gorjeos, de silencios y vuelos. Con su dorada mano acaricia el ocaso las azules montañas, que son su dulce amada. LXVIII Der Grashalm wiegt sich leicht im Wind und sein sanftes Wogen liebkost meine Seele still. La brizna de hierba se mece levemente en el viento y su ondular suave acaricia mi alma en silencio. LXIX Yo soy ese sol, ese viento, no menos de lo que soy este cuerpo, este yo. Por eso todo es hoy perfecto. LXX Die ganze Ewigkeit passt in einen Augenblick der Stille. Tota la eternitat cap en un instant de silenci.